Las historias de las deidades son fascinantes. Su paso por la Tierra está lleno de aventuras y eventos diversos que influyen en sus poderes y en su personalidad. A su vez, los rasgos de estos orishas inciden en la personalidad de los humanos que eligen proteger. Hoy te contamos todo sobre los hijos de Oyá, una de las principales deidades de la religión Yoruba.
¿Quién es Oyá?
Se le considera la diosa de las tempestades y del viento fuerte que las precede. Con su fuerza huracanada gobierna sobre la Tierra junto con Changó, la divinidad de la justicia y del trueno.
Oyá es uno de los pocos Orishas que puede dominar a espíritus de los muertos, por eso también se le considera la dueña de la puerta del cementerio, hasta donde se cree que acompaña a los espíritus de quienes perecieron.
La mitología cuenta que Oyá no podía tener hijos y fue a consultar a un consejero espiritual a quien le dijo que si ofrecía un sacrificio, respetaba su prohibición y alimentaria de comer carne de carnero, entonces podría tenerlos. La ofrenda pedida fue de 18.000 caracoles de mar, muchas telas coloridas y carne de carnero.
Así, el consejero preparó un remedio con el carnero para que ella lo comiera; y le indicó que nunca más comiera de esa carne. Oyá hizo todo lo que le fue indicado y, tiempo después, dio a luz a nueve hijos, número místico de esta deidad que también pasó a ser conocida como “Iyá omo mésan”, que quiere decir “la madre de nueve hijos” y que se aglutina como “Iyansan”.
Oyá es la fuerza del aire que respiramos. Es frecuente encontrarla libre, domando los vientos y con la mano cargada de rayos y centellas.
Características de los hijos de Oyá
Los hijos de Oyá se caracterizan por ser personas reservadas y de contar con un carácter sereno como la brisa. No obstante, cuando se encuentran enojados su temperamento, pueden compararse con una tempestad. Tal y como su madre, aman la libertad del viento y odian el encierro. Se cansan fácilmente de lo cotidiano, rutinario y monótono, y les encanta la diversión y las travesuras.
En el amor, los hijos de Oyá suelen ser sumamente fieles y muy celosos. La deidad tiene una personalidad impetuosa y ama la guerra. De igual manera, sus hijos e hijas comparten un carácter temperamental y poderoso.
La generosidad de la diosa se compara con la suavidad con la que el viento acaricia las hojas y poseen la seguridad de la raíz del más frondoso árbol. Destaca en los hijos de Oyá un alto valor a la amistad verdadera. Protegen y defienden con determinación y eficiencia a quienes aman. No toleran la traición.
Las hijas de Oyá son un poco caprichosas y vanidosas, pero a la vez cuentan con una gran inteligencia y tienen mucho de guerreras, pues no le tienen miedo a casi nada y son muy temerarias. Se les considera sensuales y de fuerte carácter.
Cuando están enamoradas, las hijas de Oyá aman con firmeza y esperan la misma lealtad que ellas dan. El amor que sienten por la independencia hace que rechacen ser mandadas, pues consideran que sólo ellas pueden darse órdenes a sí mismas.
Así como los hombres, las hijas de Oyá transmiten equilibrio, pero pueden producir una tempestad si se les altera. También se caracterizan por ser curiosas y observadoras, así como sinceras y frontales.
¿Cómo debes atenderla?
Es muy importante que los hijos de Oyá sepan cómo atender a su madre. Te invitamos a acercarte a ella con respeto y con el saludo:
- “¡Jekua Jey Yansa! Epaieio Oya”
Debes saber que los tonos favoritos de esta deidad son los marrones, el rojo vino y el carmelita. Su bandera y sus paños llevan una combinación de todos los colores, a excepción del negro. Su día para pagar castigos es el viernes y su festividad se celebra el 2 de febrero. En la región oriental de Cuba el 15 de octubre.
Oyá vive en una vasija de barro con tapa o una sopera de loza y generalmente seca, aunque en algunos casos puede estar en agua de río y en otros solo se le rocía un poco de este tipo de agua. Se le ofrendan frutas de colores ocre especialmente berenjena, batata, plátano indio, bollos de frijoles, manteca de corojo, uvas, manteca de cacao, maíz tostado y coco.
A Oyá se le inmolan chiva, gallinas, gallinas de guinea y palomas. Entre sus hierbas favoritas figuran: flamboyán, caimitillo, yuca, granada, maravilla, mil flores, geranio, coralillo morado, pepino cimarrón, verbena, llantén, artemisa, cordobán, alcanfor, curujey, croto, chirimoya y meloncillo.
Oración de protección a los hijos de Oyá
Los hijos de Oyá invocan el gran poder de esta osha y piden su protección rezando con fe la siguiente oración: “Oyá, su viento es fuerte; Oyá, su viento es violento; Oyá, su viento es sereno; Oyá, llega con el perfume de las rosas; Oyá, su viento se lleva la maldad, Oyá es el soplo de la vida y de la muerte; Oyá, su viento anuncia cada nacimiento…”.
Y continúa con fuerza: “Oyá, madre de los nueve hijos, madre que nunca abandona, Oyá, señora de las tempestades, haz de nuestras vidas una brisa serena, encántanos con tu movimiento trayéndonos alegría. Oyá, danos tu bendición, sopla sobre tierra fértil y sé simiente de vida para que la naturaleza nos proporcione salud, coraje y amor ¡Amén!”.
Si tienes las características de los hijos de Oyá eres muy afortunado porque está deidad es fuerte, ama con pasión y es leal a sus sentimientos. Su carácter autoritario y firme tiene dominio sobre otros Orishas y lo emplea en la protección de los suyos.
Oyá tiene la fidelidad y la devoción de una gran madre. Tal y como dice su rezo, ella es el soplo de la vida y de la muerte. Así que respira lenta y profundamente, y siente el aire suave que representa a tu madre protectora. ¡Que Oyá te bendiga!
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